Crear un equipo de producto desde cero, sin dudas, lleva tiempo y dedicación. Y, si es en el marco de una startup donde todo comienza de cero… imaginarán que se agregan algunos pasos extras a tener en cuenta. Pero si miramos para atrás desde donde estamos parados, ¡tan mal no nos fue!
Siempre supimos dónde queríamos llegar y qué era necesario, pero para construir el equipo de producto de Pomelo primero debíamos entender por dónde arrancar. Con ese objetivo, tuvimos grandes debates para descifrar cómo se le da una solución de fondo y creativa a las necesidades de nuestros potenciales clientes, sin perder el foco pensando en la tecnología o en las formas en que se van a usar luego.
Así que arrancamos por nuestra primera idea: procesamiento y emisión de tarjetas. Y la mejor forma de encontrar personas afines para crear el equipo, era buscando quienes sufrieron ese problema al que queremos darle corazón: que hayan estado del otro lado del mostrador.
Por supuesto, esto es solo un resumen, en el camino tuvimos muchos desafíos para resolver y aprendizajes que nos sirven hasta el día de hoy. ¡Los invito a ver cómo sigue esta historia!
Desafíos y aprendizajes en el team de producto
Pomelo nace de la frustración recurrente de querer una solución macro, entonces buscamos crear los productos que las personas del equipo hubiesen querido tener en su experiencia anterior. Ante cada lanzamiento o nueva solución que fuimos desarrollando, como Digital Accounts, buscamos personas con este conocimiento previo, empezando siempre con el líder. Y, en base al crecimiento y al músculo de desarrollo necesitado, el equipo de producto va sumando roles.
¿Suena sencillo hasta acá, no? Pero tuvimos nuestro primer desafío: convencer a la gente de que quiera formar parte de una startup… ¡Cuánta incertidumbre! Éramos tres personas con una buena idea buscando a expertos trabajando en excelentes empresas… y tenían que elegir venir con nosotros. Frente a nuestros preconceptos -erróneos-, ¡la respuesta fue positiva! Ahí aprendimos a que a la gente le gusta empezar cosas de cero, encontramos muchos perfiles que estaban buscando esa oportunidad. Cuando la idea está buena y confías en ella, es un gran motivante.
Otro punto que no podíamos perder de vista, era contar con personas de cada producto, en cada uno de los países donde buscábamos tener presencia. Si no, ¿cómo íbamos a entender las complejidades y cualidades propias de cada cultura para hacer la solución que necesitan? Nuestros productos ya tenían un objetivo definido, pero sin esas adaptaciones que pueden sumar las personas locales, no iban a ser idóneos en todos los mercados.
Nada como ir juntos a la par
A todo integrante de un equipo de producto de Pomelo no puede faltarle una buena actitud interpersonal, porque se trata de un perfil que por naturaleza tiene que interactuar con toda la empresa. Buscamos siempre que tengan un gran conocimiento del negocio y pensamiento análitico, pero sobre todo empatía para entender a los clientes, sus necesidades y dar con la solución acordada.
Con el equipo listo, nos pusimos manos a la obra y diagramamos una dinámica de diálogo con las diferentes áreas que ya existían -y las que fueron llegando- que consistía en:
- Hablar con los equipos de tecnología y diseño para entender cómo ejecutar la idea de cada producto y crear la solución adecuada;
- Luego pasamos al equipo de legales para verificar que esté dentro del marco legal y regulatorio.
- El Equipo de operaciones diagramó todos los flujos y procesos que iba a tener la solución cuando esté operativa y CX los estudió para prever las consultas que puedan llegar de los clientes.
- Con finanzas entendimos los flujos de dinero que hay por detrás de ese negocio, como la facturación;
- y con el equipo de marketing dimos el broche final: dar a conocer el producto y sus features, para que sea promovido de la manera adecuada.
Y como una constante hasta el día de hoy, hacemos seguimientos y buscamos oportunidades de mejora a cumplir trimestralmente.
“Uno de los mayores pecados que puede tener un equipo es desarrollar cosas que no sean claves para la empresa. Priorizar es la palabra más sagrada dentro de Producto para ser funcional a los objetivos de la empresa”.
Si llegamos hasta acá, vamos a poder hacer todo lo que viene
Cuando aprobamos nuestra primera transacción con una tarjeta real en un comercio de la calle, logramos nuestro hito fundacional. Fue lo primero que queríamos hacer – y lo que nos dijeron que iba a ser difícil e iba a tardar un montón de tiempo-. Atrás de eso había un montón de trabajo de muchas personas y pudimos llevar a la realidad una especie de sueño. Además, con toda la evolución que tuvimos estos dos años en los seis países donde tenemos presencia, cuando un cliente nos dice que está contento con Pomelo y nuestros productos, nos da la energía que necesitamos para continuar.
Nuestro roadmap en producto es infinito, recién vamos 10 minutos del primer tiempo y tenemos un montón de cosas por hacer, eso es lo que nos mueve. El día que veamos que la lista llega a su fin, Pomelo deja de tener sentido. ¡Tenemos un montón por delante y por construir!En el intento de innovar siempre se cometen errores, y como equipo de producto aprendemos muchísimo de ellos. Lo mejor es capitalizarlos de la mejor forma posible para aprender y evolucionar. De eso se trata Producto -y la vida misma-, tenemos que estar en evolución constante. Cuando creemos que ya estamos bien posicionados es cuando no pasan más cosas sobresalientes. ¡Evolución constante es sinónimo de hacer productos de calidad!