Las stablecoins ya no son una promesa del ecosistema cripto ni una solución para los early adopters. De cara al 2026, se están consolidando como un nuevo rail en la infraestructura de pagos a escala global. Y aunque todavía falta maduración en temas como regulación o educación del usuario, los avances son claros: redes como Visa y Mastercard ya están incorporando stablecoins a su operación diaria, instituciones bancarias empiezan a diseñar productos con ellas y los flujos de remesas e intercambios B2B las adoptan por su eficiencia, velocidad y liquidez.

Sin dudas, se están posicionando como una capa crítica en la nueva arquitectura financiera digital. Una que complementa al efectivo y a las tarjetas, y permite pagos en tiempo real, moviendo dinero a nivel global y sin fricciones. Para quienes integramos la infraestructura de pagos, esto no es solo una tendencia: es una oportunidad de negocio, especialmente en contextos donde la infraestructura tradicional es costosa o está fragmentada.

¿Qué son las stablecoins y por qué son clave en la evolución del dinero?

Las stablecoins son criptomonedas cuyo valor está vinculado a un activo estable, generalmente monedas fiduciarias como el dólar, y se utilizan para realizar pagos digitales sin la volatilidad típica de otras criptomonedas. En esencia, combinan la estabilidad del dinero tradicional con la agilidad de la tecnología blockchain. Y pueden estar respaldadas de distintas maneras:

  • Por reservas de moneda fiat con paridad 1:1 
  • Por colateralización con criptomonedas, como DAI 
  • Por algoritmo, es decir, sin respaldo directo ya que utilizan algoritmos para controlar la oferta y demanda 
  • Por títulos del gobierno o activos físicos, como el oro 

Según McKinsey, la circulación de stablecoins, emitidas en su mayoría en dólares estadounidenses, se duplicó en los últimos 18 meses. Sin embargo, todavía representan apenas una fracción del total del dinero que se mueve en el mundo: menos del 1% de los flujos globales, con un volumen diario cercano a los 30 mil millones de dólares.

Esta cifra dice mucho: el crecimiento es real, pero el potencial es muchísimo mayor. El desafío es escalar la adopción, conectar los railes digitales con casos de uso concretos y que pasen de ser una opción marginal a convertirse en parte estructural del sistema financiero global.

Qué beneficios concretos ofrecen para bancos, fintechs y finanzas embebidas

El impacto de las stablecoins se explica por su capacidad de mejorar puntos críticos en la infraestructura financiera tradicional: su diseño les permite ser eficientes para pagos internacionales, remesas, comercio electrónico. Para las instituciones financieras, esto representa una forma de ofrecer servicios más rápidos, accesibles y seguros: en el sector B2B, se procesaron más de US$ 36 mil millones en pagos internacionales en el último año mediante stablecoins, lo que convirtió a esta moneda en la categoría que más transacciones registró, según PYMNTS.

Veamos en detalle sus ventajas más destacadas:

  • Menores costos operativos: eliminan la fricción de conversión de moneda, la conciliación y las comisiones bancarias. 
  • Mayor inclusión financiera: permiten operar con dinero digital sin necesidad de cuentas bancarias tradicionales. 
  • Interoperabilidad: impulsan la integración entre plataformas, billeteras digitales, tarjetas, cripto y sistemas bancarios tradicionales.

En América Latina, los desafíos estructurales, como la inflación, la informalidad y la baja bancarización, explican por qué esta tecnología puede tener un impacto aún más transformador. Frente a railes tradicionales, costosos o fragmentados, las stablecoins se posicionan como una alternativa eficiente, transparente y global.

Ya no es el futuro: stablecoins en acción

Los grandes players del sistema de pagos ya están dando pasos concretos. Visa anunció en abril una alianza con Bridge, startup de Stripe especializada en infraestructura para stablecoins, para lanzar tarjetas vinculadas a stablecoins en América Latina. Las tarjetas podrán emitirse en Argentina, Colombia, Ecuador, México, Perú y Chile, y los usuarios podrán utilizarlas en cualquier comercio que acepte Visa.

En julio de este año, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley GENIUS, la primera gran legislación federal sobre criptomonedas, centrada en establecer un marco regulatorio para las stablecoins respaldadas por activos como el dólar. Según una encuesta de EY-Parthenon, gracias a la claridad normativa aportada por la ley, el 54 % de las empresas planea adoptar monedas estables en los próximos 6 a 12 meses.

Por el lado del embedded finance, Walmart y Amazon están explorando el desarrollo de sus propias stablecoins como parte de su estrategia para integrar servicios financieros directamente en sus ecosistemas. Su idea es emitir monedas digitales estables, vinculadas al dólar, que puedan utilizarse en sus plataformas para pagos, beneficios de fidelización, remesas y más. 

Ambas empresas ven en los stablecoins una oportunidad para mejorar la experiencia del usuario, reducir costos operativos y fortalecer el vínculo con sus millones de clientes, especialmente en geografías con acceso limitado a servicios bancarios.

La visión de Pomelo

En Pomelo creemos que una experiencia de usuario fluida y una estructura de costos competitiva son clave para que las stablecoins se adopten masivamente. Por lo tanto, adaptar nuestra infraestructura para emisión y procesamiento de tarjetas a las expectativas locales de cada mercado, sin perder eficiencia en los costos de transacción, es clave. Eso incluye soportar tanto rails de tarjeta domésticos como transfronterizos, y ofrecer una experiencia vinculada a stablecoins que iguale o supere lo que hoy ofrecen los bancos tradicionales.

Tal como comentó nuestro CEO & Co-Founder, @Gastón Irigoyen, en el último reporte publicado por Privy, una compañía del ecosistema Stripe, “Las stablecoins marcan el surgimiento de un nuevo sistema financiero que resolverá las ineficiencias heredadas del pasado”. 

Una infraestructura diseñada para el próximo sistema financiero

Las stablecoins son el reflejo de un cambio más profundo en la forma en que pensamos los pagos. Y lo que está en juego no es una nueva moneda: es una nueva infraestructura financiera más abierta, eficiente y digital.

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Autor

  • Noelia Di Pietro

    Periodista y Licenciada en Comunicación nacida en Buenos Aires, Argentina. Se sumó al equipo de Marketing de Pomelo luego de escribir para medios, agencias y empresas del mundo IT, en las que adquirió el talento para descifrar info techie sobre software y blockchain. Es cinéfila, ama la musica, conocer nuevos lugares, y sobre todo, es cat-lover.

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