Todo tipo de transacción financiera que necesita apoyo tecnológico –como pagos con tarjetas u online– involucra a diferentes actores: al banco emisor de una tarjeta de crédito, a las redes/banderas, a los adquirentes y a las plataformas online donde se realizan los cobros. Como compensación por ofrecer servicios clave para que este proceso ocurra sin atascos, los bancos (o financieras) que emiten tarjetas de crédito, débito y afines cobran el famoso interchange fee (o tasa de intercambio).
Si bien el interchange fee es tradicionalmente cobrado por los bancos por su prestación de servicios –en cada venta de comercio o en un pago–, esta comisión puede ser también muy útil en un modelo de negocios propio. Si tienes una fintech u ofreces tus propios servicios financieros, puedes ser el propio emisor de tus medios de pago. Consecuentemente, con esta cuota, podrás tener una fuente nueva de ingresos y apalancar tu modelo de negocios.
A continuación te contamos todo lo que debes saber sobre la tasa de intercambio, cómo funciona y de qué manera un modelo de negocio fintech puede apalancarse en ella para ofrecer mayores beneficios a los consumidores –y, claro, ganar con eso.
¿Qué es la tasa de intercambio y para qué sirve?
En Latinoamérica, el interchange fee recibe varios nombres, tales como tasa de intercambio, tarifa de intercambio o la cuota de intercambio. Sin embargo, también es común que los negocios se refieran a estas tasas como comisiones por transacción o pagos. Aunque las traducciones sean correctas, pues se utilizan de manera diferente en cada país de Latinoamérica, acá nos referiremos en todo momento a dicho concepto como interchange fee, o tasa de intercambio.
Entonces, ¿qué es una tasa de intercambio o interchange fee? Sencillo: se trata de un pequeño porcentaje que la entidad emisora de una tarjeta (como un banco, una institución financiera, una fintech o afines) le cobra al banco utilizado por un comercio/servicio sobre las transacciones y operaciones que ha autorizado para este negocio.
Al igual que otros cobros que se encuentran en distintas etapas de transacciones con tarjetas de crédito, la tasa de intercambio sirve para recompensar servicios. En este caso, el envío de valores por los bancos emisores (a pedido del consumidor) en cada transacción –que es un proceso con costos.
Si bien esta tasa puede ser cobrada en transacciones online o físicas, generalmente, el caso más usual, es cuando la cobran en un negocio local que cuenta con terminal bancaria o plataforma digital que permite aceptar pagos por medio de tarjetas físicas o virtuales, billeteras digitales y otros medios electrónicos.
Ejemplo práctico de la interchange fee en tarjetas de crédito
Para entender por qué se cobra la tasa de intercambio, te contamos cuántos actores participan del flujo de una transacción con crédito:
Cuando un cliente usa su tarjeta, el banco/financiera que la emite deduce automáticamente la interchange fee del monto total de la transacción. O sea: en una transacción de US$ 100 (suponiendo que la tasa de intercambio previamente definida sea del 1%), el banco emisor recibe US$ 1 por esta compra.
Mientras tanto, otras tarifas que benefician a otros actores involucrados en el proceso (como las redes de tarjetas y las empresas adquirentes o gateways) también deducirán un porcentaje del valor final que el comerciante recibe por la transacción.
¿Cómo se define el cobro de la tasa de intercambio?
Si bien el banco emisor es el más beneficiado por esta tasa, son las redes de crédito quienes la definen, como Visa y Mastercard. Ellas actúan como intermediarias de los pagos hechos por los emisores a los bancos que reciben el monto de una compra. Los valores suelen variar en torno a:
- el tipo o rubro del comercio (por ejemplo: se cobran diferentes tasas de cadenas hoteleras y restaurantes);
- el tipo de tarjeta (débito o crédito);
- si esta tarjeta es personal o corporativa (las corporativas suelen tener tarifas más altas);
- si la transacción es digital o física (compras online tienen tarifas más altas que las realizadas en puntos físicos);
- por acuerdos específicos de comercios con gran volumen de transacciones (más transacciones, menos tasas).
Si bien en algunos lugares hay topes para este cobro, hay otros en los que no, ya que la regulación es diferente en cada país.
En Argentina, el Banco Central ha fijado en 2017 un tope máximo a las tasas de intercambio: para las tarjetas de débito, un 0,61%; de crédito, un 1,30%. En los Estados Unidos, por ejemplo, no hay tope para las compras realizadas con crédito. Mientras tanto, en el mercado común de la Unión Europea las tasas de intercambio pueden llegar hasta sólo el 0,3%. En Brasil, mientras que no hay tope para el crédito, el débito tiene un límite del 0,8% –y, en 2022, el Banco Central del país impuso un tope de 0,7% para compras con tarjetas prepagas.
Cobrar más o menos interchange fee: ¿qué es mejor para el mercado?
En términos prácticos y a nivel corporativo no hay consenso, ya que generalmente se busca que las tasas de intercambio sean lo más bajas posible. El objetivo es que más negocios se interesen en adquirir la infraestructura tecnológica (terminales electrónicas adquirentes, por ejemplo) para aceptar tarjetas de crédito como medio de pago, sin preocuparse por el monto de la tasa de intercambio.
Mientras tanto, a nivel de mercado, se busca que las tasas no sean demasiado bajas para incentivar a que más empresas se conviertan en emisoras de tarjetas. Según especialistas, cobrar valores que no sean tan irrisorios permite combatir monopolios y crea un mercado competitivo saludable para los negocios locales y los consumidores.
Al final, el reto de las tasas de intercambio es conseguir un equilibrio en porcentaje para lograr ambos objetivos. La búsqueda de dicho equilibrio es lo que incentiva a las entidades bancarias de cada país, a establecer un rango o límite para el monto del interchange fee.
Cómo utilizar la tasa de intercambio como apalancamiento en los negocios
Actualmente, con el avance de los servicios de embedded finance y banking as a service, más y más empresas pueden emitir sus propias tarjetas con costos cada vez más bajos. Es decir: a modo práctico, si tu empresa funciona como un banco que ofrece tarjetas, la interchange fee te beneficiará de ingresos extra en cada transacción.
Aunque esto representa un pequeño porcentaje en las ventas, la tasa de intercambio generada con cada transacción es una buena opción de apalancamiento para que nuevos negocios y emprendimientos puedan conseguir más capital para financiar nuevos productos y servicios.
Al incentivar a tus clientes a realizar transacciones con tarjetas emitidas por tu empresa, es posible aprovechar el porcentaje que te deja el interchange fee para estimular el crecimiento de tu modelo de negocios. Por ejemplo:
- Al tornar las tarjetas más accesibles para quienes no las tenían antes (o que no estaban satisfechos con sus tarjetas anteriores o sus bancos emisores), puedes atraer a estas personas a tu empresa o fintech;
- Es posible crear estrategias de retención de clientes al ofrecerles promociones, descuentos, cashback y demás, viabilizadas por el ingreso extra que representa la tasa de intercambio;
- Si tu empresa elimina bancos intermediarios y pasa a ofrecer tarjetas propias para sus empleados y proveedores, puede mantenerlos bajo su propio ecosistema financiero – complementándolo con cuentas digitales y otros servicios financieros fáciles de adoptar con un buen partner tecnológico.
O sea, aunque la tasa de intercambio no te de montos particularmente altos, puede ser aplicada en estrategias distintas que seguro mejorarán el nivel de captación, de retención y de fidelización de clientes en tu empresa. ¡Disfrútala!