Evitar esperar a que llegue una tarjeta física para realizar una compra. Acceso rápido y sencillo al método de pago más popular del mundo. Nuevos números de tarjeta para una seguridad aún mayor. Todo esto es posible con un método de pago cada vez más adoptado en todo el mundo: las tarjetas virtuales.
La transformación digital en el sector de los medios de pago ya nos está dejando claro el gran éxito de las tarjetas virtuales: el fuerte crecimiento de esta forma de pago en el 2023 ha llevado a Juniper Research a estimar que el volumen de transacciones con tarjetas virtuales alcanzará los 175.000 millones de dólares en 2028, lo que supone un aumento del 388% respecto a las cifras actuales.
En este post, te contamos qué son las tarjetas virtuales, en qué se diferencian de las tarjetas físicas y qué ventajas aportan a las empresas que las adoptan y las ofrecen a sus clientes.
¿Qué son las tarjetas virtuales?
Las tarjetas virtuales son simplemente tarjetas de crédito, débito o prepagas que funcionan de forma totalmente digital, sin necesidad de una versión física de plástico que las acompañe. Las emiten los mismos bancos o instituciones financieras que ofrecen tarjetas físicas a sus clientes, normalmente sin coste adicional. Sus datos utilizados para hacer pagos se almacenan siempre de forma segura en la aplicación o el sitio web del banco/institución.
Existen diferentes tipos de tarjetas virtuales:
- Algunas pueden tener un número fijo, igual que una tarjeta física;
- Otras son válidas durante un periodo de tiempo limitado o en función de su uso: pueden utilizarse para una única compra realizada por el usuario, o utilizarse para fines específicos como servicios de suscripción, uso en el extranjero, entre otros. Sus números igual se generan en la app o la web del banco.
Las tarjetas virtuales y las digitalizadas para wallets como Google Pay y Apple Pay no son lo mismo
Pueden parecer iguales, pero son cosas distintas. Tanto las tarjetas virtuales como las tokenizadas (es decir, digitalizadas para su uso en billeteras digitales como Google Pay y Apple Pay) son versiones que pueden utilizarse para pagar directamente desde un smartphone, por ejemplo. Sin embargo, tienen algunas diferencias claras:
- Las tarjetas virtuales no tienen versión física. Para utilizar una tarjeta virtual en una compra física, el terminal de venta (la posnet de las adquirentes) debe tener habilitada la tecnología NFC (que permite los pagos sin contacto);
- Las tarjetas tokenizadas, por su parte, pueden ser versiones tanto de tarjetas físicas como virtuales. En su caso, la tarjeta que se almacena en una wallet como Google Pay o Apple Pay es una versión cifrada (un token). Por motivos de seguridad, este token solo se activa cuando se realiza una compra, lo que la hace aún más a prueba de fraude.
Los diferenciales que hacen de las tarjetas virtuales un súper medio de pago
Las tarjetas virtuales presentan una serie de características diferenciadoras que constituyen verdaderas ventajas – tanto para quienes las utilizan como para quienes las ofrecen a sus usuarios.
Hablamos con nuestro Director de Producto para Brasil, Bruno Martucci, y nuestro Biz Dev Lead para la Región Andina, Enrique Fadul, para conocer algunas de las ventajas que ofrecen las tarjetas virtuales. Entre ellas, un acceso más rápido para el usuario, mayor comodidad de uso y mejores mecanismos de seguridad.
Emisión más fácil y rápida
Emitir, bloquear, desbloquear, solicitar otra tarjeta… ¡todo en directo! Las tarjetas virtuales se gestionan íntegramente en tiempo real a través de la aplicación o el sitio web del emisor de la tarjeta, sin necesidad de que el usuario lleve consigo una versión física para activarla.
Una vez que el usuario tiene su cuenta en un banco o fintech emisor de la tarjeta, ya puede disponer de su tarjeta virtual. Es muy rápido acceder al producto, ya que no hay que esperar a que llegue la tarjeta por correo. Si hago el onboarding y tengo acceso a mi cuenta, por ejemplo, ya tengo la tarjeta virtual, así que al menos puedo hacer compras en línea inmediatamente. Es una gran ventaja.
Bruno Martucci, Director de Producto de Pomelo en Brasil
Con esta emisión instantánea, la tarjeta virtual también reduce mucho los costos cuando hay que sustituirla tras un intento de fraude, por ejemplo. En el caso de una tarjeta física, cuando se bloquea por motivos como pérdida, robo o intento de fraude, hay los costos de reemisión del plástico y días -o incluso semanas- hasta que llegue la nueva tarjeta.
Martucci también señala que si el usuario tiene acceso a Google Pay o Apple Pay, ya prácticamente puede utilizar la tarjeta virtual en el mundo físico. Gracias al push provisioning, un proceso que muchos emisores utilizan para centralizar y agilizar la integración con las billeteras, el usuario simplemente registra la tarjeta en su billetera y tiene todo listo, evitando el largo onboarding en el proceso de tokenización.
Mayor seguridad
Las tarjetas virtuales son una opción segura para las compras online. En primer lugar, porque tienen un número diferente al de la tarjeta física, como ya hemos mencionado. En cambio, una tarjeta física robada podría seguir utilizándose hasta que se bloquee definitivamente.
Además, las virtuales tienen otras capas de seguridad específicas:
- Cada vez más bancos y fintech ofrecen a los usuarios tarjetas virtuales simultáneas (pudiendo el usuario tener varios números al mismo tiempo), con validez limitada (por meses o número de usos) o de un solo uso. El riesgo de fraude es aún menor para el usuario, que puede, por ejemplo, elegir un número de tarjeta para cada tipo de compra.
- También es posible ofrecer al usuario capas de seguridad adicionales, como el CVV dinámico, que hace que el código de seguridad de tres dígitos de la tarjeta caduque continuamente (con cada compra o cada pocos minutos) y se vuelva a crear con otro número.
Comodidad, practicidad y control de costos
Gracias al push provisioning, muchas tarjetas virtuales funcionan ya para compras físicas, no sólo e-commerce. Como la inmensa mayoría de los cajeros automáticos actuales ya funcionan con tecnología NFC (sin contacto), una tarjeta virtual tokenizada puede utilizarse directamente a través de las billeteras digitales de los usuarios.
Las tarjetas virtuales también tienen todas las ventajas de las tarjetas físicas, como líneas de crédito, programas de ventajas y uso internacional. Todo ello puede gestionarse directamente desde la aplicación o el sitio web del banco o entidad emisora, en tiempo real -al igual que el control del gasto, la gestión de límites y otras cuestiones relacionadas con los gastos hechos-.
En última instancia, la gran ventaja de las tarjetas virtuales es que conllevan a que los procesos migren cada vez más hacia lo digital y self-service, permitiendo que toda su gestión sea mucho más práctica, rápida y eficiente.
Enrique Fadul, Biz Dev Lead de Pomelo para la Región Andina
Ofrecer tarjetas virtuales a los clientes eleva el nivel de los servicios financieros
Para quienes ofrecen servicios y productos financieros, no son pocas las ventajas de adoptar tarjetas virtuales en un mundo cada vez más digitalizado. De hecho, empresas de diferentes sectores están apostando por lanzar sus propias tarjetas virtuales para mejorar la experiencia de sus usuarios, algo que ya se está viendo mucho en casos como las tarjetas corporativas, las tarjetas agro y las tarjetas cripto. Es más: según Javelin Strategy & Research, cada vez más empresas que realizan pagos B2B (business-to-business) apuestan por las tarjetas virtuales.
Otras ventajas para las empresas que ofrecen sus propias tarjetas son:
- Poder ofrecer un producto de entrada al mundo financiero que sea fácil de gestionar y que pueda conectarse a billeteras y a cuentas digitales de la empresa;
- El hecho de que no se interrumpan los procesos de pago y compra de los usuarios, ya que las tarjetas virtuales funcionan ininterrumpidamente (porque se pueden emitir y re-emitir al instante). Esto genera más estabilidad e ingresos para el emisor:
El hecho de que la tarjeta virtual funcione de forma ininterrumpida es una ventaja para el emisor, ya que no existe ningún vacío temporal en el que básicamente no se pueda transaccionar. Al ser un proceso inmediato, precisamente la propuesta de las tarjetas virtuales es la prestación del servicio y generación de ingresos inminente.
Enrique Fadul, Biz Dev Lead de Pomelo para la Región Andina
- Ahorro de tiempo y costos en la emisión de tarjetas físicas;
- Acceso a fuentes de ingresos que también están presentes en las tarjetas físicas, como la tasa de intercambio (interchange) sobre las transacciones realizadas por los usuarios;
- Reducción de las exigencias a los equipos de experiencia del cliente (CX), gracias a la creciente personalización del autoservicio con los canales digitales del banco/fintech emisor.